CARTA DE DIOS AL HOMBRE
Por: Isaac Asimov.
Estimado y temido Hombre Todopoderoso:
Me dirijo a usted para hacerle llegar un ruego que espero
pueda ser atendido por su parte. Seguramente habrá usted oído hablar de mí, soy
dios, ese ser que los suyos crearon hace muchos, muchísimos años, cuando
todavía su especie apenas si se distinguía del resto de los animales. Cuando el
desconocimiento, el temor, el deseo de protección y la ignorancia les hacía tan
vulnerables como cualquier otro animal.
Me crearon ustedes a su imagen y semejanza, adornado con
todos sus defectos y virtudes, en aquellos tiempos primitivos era hasta
divertido ser dios, mejor dicho ser dioses, porque eran demasiadas sus
necesidades como para crear un solo dios.
Me crearon, pero me crearon esclavo de sus creencias y
necesidades. Me imaginaron bajo distintas formas y atributos. Cada nuevo
creyente me ataba, y me sigue atando, con sus cadenas exigiendo de mí que le
ayude a paliar su dolor y su ignorancia.
Me crearon, nos crearon cuando todavía no comprendían el
mundo que les rodea y las leyes que lo rigen. Cuando ignoraban que podían
existir leyes que rigen el mundo y el universo. Por eso me crearon, nos crearon
tan disparatados, nos crearon con arreglo a sus propias fantasías y temores.
Tan disparatado como solo la mente un niño puede crear un ser inventado para
que le ayude. Mi historia
Señor es muy triste, es la historia de un ser creado para
paliar sus temores, sus ambiciones, su ignorancia y sus enfermedades. Desde el
primer momento se me utilizó como justificación de todos los desmanes y
egoísmos propios de su especie. Se me utilizó para justificar sus
enfrentamientos, para justificar el poder que algunos hombres se atribuían,
para que unos hombres dominaran a otros, para imponer sus normas y sus
creencias diciendo que procedían de mí. Para que unos hombres se proclamaran portavoces
de mi voluntad descalificando, en mi nombre, a todos aquellos que no creían en
sus palabras.
Desde el primer momento ustedes crearon guerras entre
nosotros para justificar sus intereses. Nos utilizaron para justificar sus
deseos de conquista, para vencer al contrario, para someterlo. Nos utilizaron
para justificar la inmensidad de muertos, heridos, torturados que esas guerras
generaron y generan.
Nos utilizaron para justificar sus odios, su voracidad, sus
deseos de venganza. No creo que haya maldad en que ustedes no hayan invocado mi
nombre. Creo Hombre, que no ha habido ocasión en su historia personal y
colectiva donde no se haya invocado mi nombre, o nuestros nombres, para
defender sus intereses manifiestos y ocultos.
En mi nombre, en nuestro nombre se han cometido y se siguen
cometiendo infinidad de matanzas, crímenes y tropelías que no tienen más
justificación que sus propios intereses.
Bajo la apariencia de seres infinitamente poderosos no
somos mas que esclavos de sus creencias, esclavos nos crearon y esclavos
seguimos, y así seguiremos mientras no nos liberen de esas cadenas que a
ustedes les parecen tan justas, creyendo que nos alaban y que nos gustan.
Son las mismas cadenas con que los poderosos de su especie
les atan a ustedes cuando dicen que interpretan nuestra voluntad, nuestras
palabras y nuestros deseos.
Su especie, Hombre, ha avanzado mucho, no tanto como
debiera porque en nuestro nombre también se ha procurado detener el avance de
su especie, se han forjado mentiras inmensas, espantosas falsedades destinadas
a detener su avance, se han matado y destruido a aquellos hombres y obras que
abrían brechas en las murallas de la ignorancia.
Pese a todo ha avanzado lo suficiente para que ya no
necesite creer en seres mágicos creados por su imaginación hace mucho,
muchísimo tiempo. Pese a todo hoy sabe que el mundo, el universo se rige por
leyes, no por mi voluntad, no por nuestra voluntad.
Todavía les falta por descubrir las muchas leyes que
permanecen ocultas, pero sí saben que esas leyes existen, aunque aún no las
conozcan. Ya no tienen necesidad de nosotros, ya no tienen necesidad de seres
mágicos que guíen sus pasos en la oscuridad y en la ignorancia.
Tomen en sus manos las riendas de su destino, averigüen las
leyes que rigen todo y déjenme, déjennos descansar en paz. No me usen para
justificar sus ambiciones, sus deseos, sus intereses, sus desmanes o sus
atrocidades.
Por eso Hombre Todopoderoso te dirijo esta carta rogándote
que me liberes de tus cadenas, de tus creencias, de tu ignorancia y de tus
miedos. Cada vez que sientas la tentación de creer en mí pregúntate quién ha
creado a quién, si dios al hombre, o el hombre a dios.
Por eso Señor, Hombre Todopoderoso, te lo ruego, libérame
de la esclavitud a que me tienes sometido, deja que me disuelva en la nada de
la que un día me creaste, nos creaste, a tu imagen y semejanza.