LA CULTURA ANDINA HA
SIDO SEDE DE LA UTOPIAREAL*
Por: Javier Lajo
Hasta
hoy en las fiestas del Altiplano Andino, muchas canciones y danzas de los
pueblos indígenas, nos muestran en sus versos el eco de utopías antiquísimas:
Gigantes Tobas (hoy en una pobreza de exterminio) danzando su marcha por las
orillas del Pilcomayo, rio arriba “en busca de la Tierra sin Mal”, siguiendo el
Qhapaq Ñan o “Camino de los Justos” (1) hacia Tiwanaku y más allá: El Cusco. Y
desde el norte, otros tantos pueblos como: Los Omagua, los Quijos y los Cofán,
siguiendo “la ruta de la Sal”, hacia el Cusco de los Inkas, buscando “el
secreto de la suma existencia o la vida plena”.
Tradiciones
pacíficas de peregrinaciones hacia “la utopía”; más después, tenemos a Hernando
Pizarro y su hueste guerrera, con sus temibles bestias, bajando desde Puerto
Quemado de Tumbes, por la “Ruta de Wiracocha”, pasando por Cajamarca, hacia el
oro del Cusco. ¿Otra clase de “peregrinación” tal vez?, belicosa, criminal,
pero peregrinación al fin, en busca del preciado metal, como recompensa divina
para los mercenarios cristianos.
Pero,
siempre surgen las preguntas: ¿Qué de cierto hay en esta vía utópica y hasta
“mágica” del Qhapaq Ñan?, y ¿Qué tiene que ver con eso de la “Tierra sin Mal?.
Contemplando
esta increíble foto satelital (Adjunta) y las conclusiones del análisis (http://emanzipationhumanum.de/downloads/equidistancias.pdf
) geográfico científico, puntual y preciso (cuyos parámetros, longitudes y
latitudes, los incrédulos los pueden ‘bajar’ del Google Earth) se me viene a la
memoria una infinidad de conclusiones de grandes autores como el Inka Garcilaso
de la Vega (1539-1616), Jean Bodin (1530-1596) Jose Carlos Mariátegui
(1894-1930) y Mario Vargas Llosa (1936-…). Pasando por alto su alternancia en
tiempos diferentes de la historia, todos ellos nos hablaron del tema de la
“Utopía Inka”, alguno para afirmarla relacionándola con una sociedad ideal o
imposible, o “soñada”, según su óptica y tendencias, y otros como la “Utopía
Arcaica”, para denostarla, despreciarla y hasta negarla rotundamente, como una
ilusión tal vez de intelectuales trasnochados. ¿Qué nos podrán decir ahora que
con nuestros propios ojos podemos ver algunas evidencias de algo todavía
inexplicable?, ¿Renace la sospecha de que hubo alguna vez en nuestro territorio
andino-amazónico una Utopía-realmente existente?
Si
tal vez no se trate de la existencia de una “Utopía Inka”; tal vez es cierto
que hubo en la época pre-inka una cultura altamente sofisticada en ciencias y
tecnología, ¿Alguien podrá explicarnos la existencia de esta maravilla
geodésica que tenemos a la vista? ¿Existe en otra parte del mundo o en otra
cultura antigua o moderna algo similar a lo nuestro?; o los incrédulos y los
fóbico-andinos y racistas, ¿Se sumarán contentos en las filas de la misión RAMA
de Sixto Paz y sus OVNIS, tal vez?.
Lo
cierto es que nuestro “Camino de los Qhapaq” o Qhapaq Ñan, hará palidecer de
envidia al “Camino de Santiago” del norte de Europa, o al “Camino Consciente”
del Tao asiático, o al Zen, que es otro “Camino” oriental. Los Andinos, tenemos
pues una “Ruta”, un “método”, un “Camino de sabiduría”, milenario, incólume,
único en el mundo. Esta trazado y marcado con las piedras milenarias y hermosas
de Tiwanaku, Cusco, Huanuco-pampa, Cajamarca, Ingapirca…, ya tenemos el camino,
solo nos queda transitarlo. Camino espiritual, en lo fundamental, camino recto
y en diagonal (Chekalluwa, se dice en quechua, que literalmente significa:
Línea de la verdad), y en 45º al eje norte-sur. Camino que solidifica el
espíritu y la unión de Ecuador, Perú y Bolivia, principalmente.
Si
pues, allí está, en la foto satelital, es una recta que une Cusco con Oruro y
entre ellos: Pucara, Tiwanaku y también Amantani en pleno lago Titicaca. Y más aún
los tramos Cusco-Pucara, Pucara-Tiwanaku y Tiwanaku-Oruro, son equidistantes
con unos precisos 235 km cada tramo, siendo 705 km el total de la ruta desde
Cusco hasta Oruro (2). Es más, esta recta tiene sus puntos máximos que se
prolongan por el nor-oeste, es decir desde Cusco hasta Cajamarca y por el
sur-este, desde Oruro hasta Potosí y más al sur aun, por el continente Sud
Americano, hasta salir al Océano Atlántico. Esta maravilla geodésica pre-Inka e
Inka que muchos ignoran y otros se tapan los ojos para “no ver”, (“ciegos” que
según Cristo, son los peores “o de lo peor”), fue redescubierta por la matemática
holandesa-peruana María Sholten hace ya varias décadas.
Otros
autores, como el sociólogo Aníbal Quijano, o el economista Virgilio Roel dicen
que cuando los europeos pisaron territorio Inka, pensaron o se imaginaron “una
Utopía” porque “no vieron gente hambrienta” o “gente pobre”, ambos dan
explicaciones y razones sobre la eficiencia agraria de los Inkas y otras sobre
el germoplasma, etc. Estas afirmaciones, aunque son avances importantes de la
definición del tema, no son suficientes. En Europa desde que Américo Vespucio,
comenzó “a contar” a sus patrones de la familia de Medici, lo que veía en
tierras continentales se comenzó a forjar esa imagen americana de una “utopía
real”, por eso mismo después de que muchos otros escritores fueron influidos
por el “eco andino-amazónico”, referido al mismo Inca Garcilaso de la Vega,
Pedro Mártir de Anglería, Bartolomé de las Casas, Mitchel de Montaigne,
Voltaire, d’Alembert, Campanela, Francis Bacón, Fourier, Proudhon, estos
últimos dos influidos por Morelly (un asiduo lector del Inca Garcilaso), que
según Edgar Montiel (3) fue el fundador nada menos que del Socialismo Utópico y
del Ecologismo.
Es
decir que desde el primer informante que fue Vespucio se causo tal revuelo en
Europa sobre la “utopía del nuevo mundo”, que fue por ello que nuestro
continente después llevaría su nombre. La sensación que causaron las cartas de
Américo Vespucio en Europa, hacían decir a sus habitantes con asombro: “así son
las tierras de Américo”. Lo cual luego se simplificó a “tierras de América”
(según nos sugiere acertadamente Montiel).
Y
desde ya, debemos comprender y aceptar certeramente que los libros del Inca
Garcilaso, fueron verdaderos betsellers en una Europa que hacía poco nomás
descubría la imprenta. “La Florida” fue traducida a muchos idiomas y tuvo 20
(¡!) ediciones en pocos años, un verdadero fenómeno de la literatura
renacentista, además que la obra cumbre del Inca Garcilaso, “Los Comentarios
Reales” (reales por su realismo o veracidad y no por ningún monarquismo, según
nos aclara Montiel), definitivamente influyo y altero gravemente la conciencia
de la elite intelectual europea y renacentista, incorporándoles las ideas o
semillas de lo que después consolidaron en el socialismo utópico, “científico”
y además del ambientalismo-ecologismo. Otros autores que fueron influidos por
estas Ideas Utópicas o “paradisiacas” que surgieron desde Vespucio hasta el
Inca Garcilaso fueron: Montesquieu, Tomas Moro y Diderot entre otros ideólogos
de la revolución francesa. ¿Hasta dónde fue nuevo, o mejor dicho, “hasta cuanto
fue nuevo”, ese mundo descubierto por Colón?.
Y
no solamente se trata de que los europeos “no observaron hambrientos, ni
infelices” cuando invaden el territorio Inka, sino que estas Ideas Utópicas
germinaron como semillas en terreno abonado, en toda la Europa renacentista,
porque les permitió a los intelectuales blancos observar el “sumaq kawsay” o
“bien vivir” de los pueblos indígenas, y recién pudieron imaginar, -es decir,
conseguir pautas que solos nunca se les hubiera ocurrido-, de lo que sería una
sociedad utópica o “socialista” en el lenguaje de Jean Bodin, otro intelectual
francés influido profundamente por el Inca Garcilaso. Si pues, estas ideas
utópicas o “paradisiacas” las podemos resumir en siete grandes conceptos, que
hasta el día de hoy no han dejado de rebotar en la conciencia de los
revolucionarios y románticos, aquellos que hicieron la revolución
norte-americana (1776) y la revolución francesa (1789); pues si Montesquieu,
Voltaire y Diderot ideólogos de la toma de la Bastilla, fueron lectores del
Inca, el gran Rousseau, lo fue de las cartas de su amigo Lafayette, el que le
envió finalmente copia de la llamada Constitución Americana, que fue una vulgar
copia de la Constitución Confederativa de las cinco naciones Iroquesas (pero
este es otro tema). Las siete grandes ideas utópicas (que están sugeridas en el
texto de Montiel) y que aquí solo las enumeramos, dejando para otro artículo,
la profundización de sus contenidos: 1. “La libertad reyna…” (Claro… ¿Qué
libertad podían tener los europeos con el Rey y lo feudales encima?) 2. “Existe
el hombre bueno…no hay jerarquías… (Aquí se debe entender que no hay el tipo de
jerarquías absolutistas europeas)…y las mujeres andan desnudas…” (Aquí se
refiere a que las mujeres no son asaltadas y violadas, porque no hay represión
sexual como en Europa; al respecto Abel Posse escribe: “el oro y las perlas
dejaron de ser la única atracción; en adelante los invasores encontrarían un
gran consuelo. El otro oro fueron los cuerpos, todas las clases sociales en
España -incluidos los eclesiásticos- pronto supieron de esta atracción, del oro
secreto” ) ; 3. “No hay propiedad individual…”; 4. “Las flores y plumas valen
más que el oro y la plata…” (Recién se dan las pautas en su imaginario de que pueden
existir sociedades con valores totalmente diferentes al oro y la plata, lo cual
se denominó después: “relativismo cultural”); 5. La organización estatal es
colectivista (no hay imperios, sino confederaciones); 6. Hay un control de la
natalidad (se da el equilibrio entre producción económica y reproducción de la
vida humana); y 7. Existe una sociedad organizada en cruz (Tawa en lengua
Quechua) cuya fuerza motriz es el trabajo, es decir existía una práctica y una
filosofía social de “la felicidad por el trabajo”.
Aquí
en este continente “el trabajo” dejó por siempre, el de ser un castigo. Una
cultura como la Andina que consideró (y practica aún) al trabajo colectivo como
su felicidad, punto fundamental del Sumaq Kawsay: Esta es la verdadera
“utopía-real”, la piedra en el zapato de la conciencia occidental, pues hasta
Carlos Marx, consideraba que el trabajo era una maldición que había que
desaparecer y escribió alegremente en su imaginario que el “comunismo” era
“irse a pasear en la mañana y a pescar en la tarde”…¡Qué tal comunismo!; Marx
al igual que Aristóteles consideran al trabajo una maldición –como en la
Biblia- en todos sus escritos.
Pero
insistiremos en lo “científico”… y valga la presencia del alineamiento Qhapaq
Ñan de las ciudades pre-incas equidistantes y en 45º al eje norte-sur, para
resucitar un debate (aunque este debate sobre la “utopía”, ya fue abierto por
la presencia del Sumaq Kawsay como principio fundamental de las Constituciones
de Bolivia y Ecuador), puesto que hay que tomarle la palabra a J.C. Mariátegui
cuando escribió eso del “Comunismo Agrario de los Inkas”. Aunque, a la vista de
la foto adjunta, corregiremos: Sería un “Comunismo Científico de los Inkas”,
pero con una “otra ciencia”, -la Ciencia Andina- que cuando la recuperemos totalmente
y la desarrollemos, podrá darnos “riquezas y valores” que los intelectuales,
especialmente los “serranos”, siempre hemos sospechado que tenemos (4) y que
siempre intentamos probar. Ahora tenemos más pruebas, pues no solo hay este
alineamiento que podemos apreciar en la foto satelital, sino más, mucho más.
Lo
único que queremos con estos artículos es que cada vez más nuestros
intelectuales “ciegos” que no quieren ver (5), lo intenten...una vez más.
Notas:
(*)
Este neologismo Utopía-real, indica la posibilidad de una sociedad
realmente-existente con características, valga la redundancia “utópicas”.
(1) Ver:
Javier Lajo, “Qhapaq Ñan, La Ruta Inka de Sabiduria”, Edit. CENES-AMARO RUNA,
Lima, 2005. (DE VENTA EN BUBOK.COM , próximamente)
O ver en:
http://emanzipationhumanum.de/downloads/sabid.pdf
(2) Este
ensayo de medición basándose en las coordenadas y fotos satelitales del Google
Earth, las hizo el Geógrafo Jesús Contreras, ha solicitud mía. Y también a mi
solicitud, él mismo, trianguló y midió que la recta que une estas ciudades,
tiene un ángulo de 45º al eje norte-sur.
(3) Ver:
América en las utopías políticas de la modernidad; en Cuadernos
Hispanoamericanos Nº 658, AECI, Madrid, abril del 2005.
(4) Y
¿Cómo será eso de “la felicidad por el trabajo colectivo”?, los comuneros
andinos lo sabemos. Una de las grandes maniobras criollas contemporáneas, fue
la de Fernando Belaunde Terry, presidente del Perú en dos períodos (1963-1968 y
1980-1985), al darse cuenta de aquello de que “…el pueblo lo hizo” y la
fundación de Cooperación Popular, para poner esta fuerza colectiva de las
comunidades indígenas al servicio del Estado criollo peruano.
(5) http://www.youtube.com/user/armagedon159#p/a/u/1/g-7gOfu3uSE
http://www.youtube.com/user/armagedon159#p/a/u/0/81MZzJ8nCIw