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LAS ÉLITES COMIENZAN A TENER MIEDO

“LAS ÉLITES COMIENZAN A TENER MIEDO”: ENTREVISTA CON JOHN RALSTON
Escrito por Daniel Barrón


John Ralston SaulJohn Ralston Saul ensayista y filósofo canadiense a quien la revista Time calificó de “profeta” por haber previsto el colapso del sistema financiero desde finales de los años noventa, estuvo en México para hacer otro de esos anuncios que hacen rechinar los dientes a gobernantes y poderes fácticos: “la globalización ha fracasado”. En su más reciente libro El colapso de la globalización y la reinvención del mundo, da cuenta con detallada frialdad del fin de toda una época.

Daniel Barrón: ¿Cuáles son las causas del fracaso de la globalización?

John Ralston Saul: Hubo una crisis en los setentas, había un grupo de gente que tomó las ideas inglesas del siglo XIX: libre mercado, desregulación y las quisieron volver modernas. Cuando sucedió la crisis las dejaron de lado y en los años ochenta las retomaron. Pero nunca fueron ideas muy brillantes, y todo comenzó a caer en los noventa. Se podía ver una serie de fallas, la economía asiática decayó, hubo crisis en Latinoamérica, y todo comenzó a caerse. Y para el año 2000 la idea estaba acabada. Lo verdaderamente revolucionario de la globalización fue que íbamos a ver toda la civilización desde el punto de vista de la economía.

Y allí estaba el error, porque uno no maneja una sociedad a través de la economía, la sociedad se sirve de la economía. Lo que resultó más difícil fue tratar con las diferencias entre los países, así que la crisis en México en los 80 y en los 90 se debió a esta idea de que se puede aplicar una sola teoría, una teoría internacional, a todos los países. Aunque cada país tenga su propio idioma, culturas diferentes, diferentes experiencias, unos tienen petróleo, otros gas, otros no tienen nada, unos tienen un clima y otros uno distinto… Y ellos aplicaron esta misma teoría en todas partes, como si no hubiera una civilización regional y claro eso no podía funcionar. Tuvimos una gigantesca crisis hace unos años ¿y qué ha pasado? A nadie lo echaron de su trabajo, nadie fue a la cárcel, y ahora la misma gente que no admitió el fracaso se quedó en sus puestos y aplica las mismas teorías, la misma gente está a cargo, y tienen las mismas ideas, a pesar de que ya saben que no funcionan

DB: ¿Es un fracaso de la globalización o del capitalismo?
JRS: Por miles de años tuvimos formas del capitalismo, este fracaso tuvo que ver con la idea de que la economía podía dirigirnos, de que los muros iban a caer, de que todo se iba a mover, de que no importaba donde viviera la gente porque no iba a haber ningún centro… Y desde luego, sin decirlo del todo, estaban sugiriendo que la democracia no importaba porque después de todo, si no importa de donde eres ciudadano entonces no hay democracia. La democracia tiene que ver con la ciudadanía, tú vives en la Ciudad de México o en Puebla, entonces tienes responsabilidades como ciudadano allí, no es nacionalismo, es la responsabilidad de pertenecer.

DB: Dice en su libro que ante el fracaso de la globalización, el mundo se recompone en nacionalismos, y usted marca una diferencia entre nacionalismo positivos y negativos. ¿En qué consisten los positivos?

JRS: Allí volvemos a la pertenecía y la cultura. El nacionalismo positivo es saber  que naces en alguna parte, vives en alguna parte, tus hijos nacen allí y entonces vas a tener responsabilidades y obligaciones como ciudadano, deberás jugar tu propio rol y pensar en la educación y el bien público, la salud pública, si las calles son seguras… Tienes un compromiso como ciudadano, y tienes que estar orgulloso de eso, tienes una cultura, y la gente toma su lugar dentro de la cultura, todo eso es parte de las responsabilidades como ciudadano, y todo eso es nacionalismo positivo. El nacionalismo negativo es el populismo barato, el racismo, la poca participación de la gente, eso ha causado muchas guerras, en resumen la frase típica de “yo soy mejor que ustedes”. Ese nacionalismo es la respuesta clásica al fracaso de la globalización.

DB: ¿Dónde se nota más el fracaso de la globalización?
JRS: En las calles. Hoy vemos a la gente salir a las calles a exigir sus derechos sin pertenecer a una organización, aquí ustedes tienen el movimiento de estudiantes. El occupy, por ejemplo, no es el movimiento tradicional de partidos políticos, es gente común saliendo a las calles. Cuando algo así sucede no puedes negar que está sucediendo algo, puedes no saber qué exactamente, pero es una señal de alarma que no puede ser desdeñada. Están perdiendo la confianza en la manera en la que se manejan los países: si la gente con poder no pone atención a eso, nunca se sabe lo que va a pasar después.

Todo el mundo está pasando de la globalización a las regiones, en América el continente se está dividiendo en Norteamérica y Latinoamérica; y México está en una posición difícil, yo creo que si juega bien sus cartas y es inteligente será parte de ambas, un país tanto norteamericano como latinoamericano. Europa se está cerrando, China sabe que Occidente se está cansando de sus productos, así que están volteando a su mercado interno, las cosas se están moviendo hacia las regiones. Lo que eso significa para el futuro, bueno, es difícil decirlo.

Lo único que sí te puedo decir es que las élites comienzan a tener miedo, y la seguridad comienza a importar cada vez más. Les damos más dinero a los gobiernos para que nos vigilen, y allí donde vayas, la gente de seguridad tiene derecho a ver lo que cargas, a registrarte. En Inglaterra, por ejemplo, estaban muy orgullosos de ser individualistas y de no tener una tarjeta de identidad y ahora Londres tiene más cámaras de vigilancia por metro cuadrado que ninguna otra ciudad en el mundo. Hemos pasado miles de años creando y defendiendo los derechos civiles y la idea de que la privacidad es un derecho, y ahora esos derechos están en decadencia frente a la idea de la seguridad nacional. El verdadero riesgo de hoy es que perdamos nuestros derechos humanos y civiles por el temor de los gobiernos, por su paranoia y el crecimiento de la vigilancia.


John Ralston Saul, El colapso de la globalización y la reinvención del mundo, RBA, España 2012.
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EL MITO MODERNO DE LO “SOSTENIBLE”


EL MITO MODERNO DE LO “SOSTENIBLE”
Y a seguir destruyendo el planeta
Por Guadalupe Rodríguez

            No sólo la publicidad y los medios de comunicación, también las políticas institucionales, llevan un tiempo convenciéndonos de que producir y comprar masivamente puede contribuir a salvar el mundo.

            El que llaman consumo “sostenible”-que abarca no sólo productos necesarios, sino también productos superfluos y de gran lujo- crea la falsa impresión de un comportamiento ético o responsable. Pero el acto de comprar por comprar no puede ser nunca sostenible. El modo de vida en torno al consumo lleva implícita la idea de 'no prescindir de nada'. Un auténtico compromiso con el planeta implicaría más bien rechazar de plano ciertas áreas del consumo.

'Sostenible' significa “especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente. Desarrollo, economía sostenible”. Es la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española RAE.

Pero lo “sostenible” está tan manoseado que en ocasiones resulta confuso. Empresas, gobiernos y medios de comunicación utilizan esta palabra de manera deliberadamente abusiva.

Un recurso natural se utiliza de forma sostenible si no se agota, si es posible su regeneración y su producción y reproducción futura. Una producción auténticamente sostenible de bienes o servicios requerirá una organización de la vida en torno a la auténtica protección de la naturaleza, de la conservación de la biodiversidad. No sólo local, sino también nacional y globalmente, atendiendo a proteger ecosistemas y poblaciones y atendiendo a sus necesidades. La mayor parte de esquemas de evaluar la sostenibilidad se centran sin embargo en aspectos casi exclusivamente económicos ignorando lo ecológico y lo social. Así sucede cuando se habla por ejemplo de minería sostenible, o producción sostenible de energía. La consideración del aspecto sostenible es demasiado estrecha y apunta más bien a justificar estas actividades, e incluso a imponerlas.

BLING, BLING, EL BRILLO QUE DESLUMBRA

En la vida diaria, las ciudadanas y ciudadanos llegamos a doblegar demasiado a menudo nuestra voluntad ante bienes, servicios y objetos de consumo que requieren grandes cantidades de materias primas y energía: electricidad y calefacción, telecomunicaciones, grandes infraestructuras, tecnología, transporte de personas y mercancías. Comer carne y productos lácteos, utilizar cosméticos y productos de belleza, gadgets electrónicos -ipads, ipods, toda clase teléfonos móviles, ordenadores, consolas-, volar barato, renovar continuamente el vestuario, joyas, beber refrescos de las grandes multinacionales....Todas estas tendencias nos arrollan imponiéndosenos, pero no mejoran realmente nuestra calidad de vida. Pero sí concentran ganancias y poder en manos de las grandes empresas e industrias que se esfuerzan por todos los medios de convencernos de que sigamos comprando por comprar.

¿MULTINACIONALES SOSTENIBLES?

Muchos compradores están saturados y en realidad poseen ya todo lo que necesitan. El slogan publicitario pasa a ser el de que “comprando, salvamos el mundo”. Cada vez más empresas se unen a la tendencia de “defender la naturaleza”. Saben que esto les produce sustanciosos beneficios.

Acusada de acaparar las fuentes de agua comunitarias en lugares como México o la India, hasta la Coca Cola se dice sostenible. Igualmente chocante es que se digan sostenibles megaempresas multinacionales como Ikea, que vende cien millones de muebles cada año en todo el mundo para los que demanda 12 millones de metros cúbicos de madera; o que una línea aérea como Lufthansa quiera volar sosteniblemente, cuando utiliza 30 millones de litros combustible al año, y emite a la atmósfera una cantidad inmensa de gases dañinos para el clima.

Por su parte, otras multinacionales como Zara, Adidas, o Walmart producen y venden en forma masiva, destrozando tejidos empresariales locales, explotando trabajadores, tercerizando las producciones, esclavizando seres humanos y afectando severamente al medio. Que se denominen sostenibles no es ético, ni mucho menos ecológico.

Producir continuamente tal cantidad masiva de 'bienes' y obtener las materias primas y energía necesarias para producirlos, conduce sin dudas a hipotecar a la humanidad y el patrimonio ecológico. Las super-ofertas las paga pues siempre la naturaleza.

LA MALDICIÓN DE LAS MATERIAS PRIMAS

Oro, plata, cobre, níquel, litio, aceite de palma o de soja, caña de azúcar, cacao, café, algodón, salmón o camarones son recursos mineros y productos agroindustriales de alta demanda. Presentar la extracción y la producción industrial a gran escala de cualquiera de estas materias primas como “sostenible” es la gran mentira verde de nuestro tiempo. Allá donde existen estos recursos existe el riesgo de que las multinacionales obtengan concesiones para su explotación.

La minería industrial a cielo abierto y a gran escala ni es ni podrá nunca ser sostenible, aunque las grandes compañías mineras como Barrick, Rio Tinto o Anglogold llenen sus páginas web con esta palabra. Tampoco es en ningún caso sostenible la agricultura industrial a gran escala o agronegocio, que requiere un acaparamiento sin precedentes de tierras de cultivo que previamente era trabajada por poblaciones rurales; y el uso masivo de agrotóxicos para el control de las plagas y el aumento de la productividad. Para muestra un botón, Monsanto, el gigante de las semillas transgénicas intenta por todos los medios también darse una imagen sostenible al tiempo que pasa como una apisonadora sobre la agricultura tradicional acabando literalmente con la vida rural de muchas regiones y así con la existencia de muchas comunidades y familias campesinas. Por eso, tampoco son entonces sostenibles los productos producidos a partir de estas materias primas. Ni la extracción de carbón, de gas o de petróleo. Ni su transporte, distribución venta o consumo. Todas las grandes empresas petroleras como hablan incisivamente de sostenibilidad en sus webs, incluida BP, causante de la más reciente gran catástrofe petrolera en el Golfo de México, pero también Shell, Chevron o Repsol, todas ellas ligadas a violaciones de derechos humanos, contaminación del medio natural y accidentes y derrames petroleros de diversa consideración.

La resistencia ciudadana y rural cada vez más numerosa no es pues gratuita, sino que obedece a la elevada preocupación de los pueblos por sus derechos fundamentales y por el medio natural circundante.

MÁS Y MÁS CRECIMIENTO...


Los mercados son globales, se impone más “crecimiento” como “solución” para la crisis económica. El sistema establece que todo el tiempo hay que producir y vender “algo”. Para impulsar tal crecimiento irracional, políticamente se deciden, aprueban y fomentan toda clase de infraestructuras, proyectos extractivos de materias primas mineras, petróleo, gas y comoditties agrícolas. Las transnacionales hacen cifras récords, y concentran cada vez más la riqueza.

Problemas globales exacerbados con la globalización como el hambre, la sequía, el cambio climático, la destrucción de ecosistemas importantes como las últimas selvas tropicales requieren respuestas políticas contundentes que acaben con la corrupción y los privilegios, y que apunten a solucionar -y no a dilatar- los problemas sociales y económicos.

El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de las Naciones Unidas y sus convenciones marco -o su conferencia de desarrollo sostenible celebrada el año pasado en Río-, van dictando las políticas económicas y energéticas que han de ir tomando los países de ambos hemisferios Norte y Sur. Pero estos foros están dominados por la palabra de las transnacionales, invitadas de honor y socias de estos espacios de poder, y con toda seguridad, ninguno de los grandes problemas de la humanidad va a solucionarse con más de lo mismo.

Formas de organización auténticamente participativas y responsables son las que pueden marcar el camino correcto. Volver a fomentar un tejido social basado en diverso, lo cercano, lo local es la única puerta a un modo de vida auténticamente sostenible.

RECUERDA:

Si te venden la idea de lo “sostenible” a gran escala industrial no es para proteger la naturaleza, sino para generar y mantener mercados.

Las estrategias que promueven un uso “sostenible” de los recursos a gran escala industrial, conducen -en medio de palabras bonitas- a pérdidas de economías locales, de ecosistemas, de biodiversidad y de modo de vida tradicional de pueblos rurales e indígenas.

Sí o sí, muchos recursos, materias primas y hasta fuentes de energía como el petróleo están al borde del agotamiento.

Nuestras sociedades modernas están desterrando el auténtico bienestar o 'buen vivir', la cercanía y el respeto a los demás y a la naturaleza. Muy atrás quedan aspectos fundamentales para el ser humano como el territorio, al trabajo, la salud, la educación e incluso el pensamiento, los sentimientos o las emociones.

No te dejes engañar por la palabra sostenible. Sólo es una palabra. Mira siempre más allá. Evita el consumo por imposición y por el puro gusto. Usa menos bienes de consumo, aquellos realmente necesarios y con una vida más larga.

No te deslumbres con el brillo del oro. 
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EL ATENTADO DE BOSTON


EL ATENTADO DE BOSTON
Antonio Zapata

El acto terrorista en la maratón de Boston está siendo interpretado de dos maneras distintas. Por un lado, la gran prensa enfatiza en el islamismo de los hermanos Tsarnaev, culpables de la instalación de las destructivas bombas caseras. Así, sería un crimen cometido a causa de la larga guerra de EE.UU. contra el terrorismo fundamentalista islámico y habría una conexión directa entre las Torres Gemelas y este último atentado.

Por otro lado, como causa de fondo de la situación, la prensa alternativa subraya la magnitud de la violencia criminal interna. En esta lógica, se recuerda que en los últimos veinte años se han producido sesenta matanzas en escuelas, bibliotecas y otros lugares públicos estadounidenses. Estos casos no guardan relación alguna con el llamado “choque de civilizaciones” descrito por Samuel Huntington.

Por el contrario, las estadísticas norteamericanas evidencian la elevada recurrencia a violencia con armas de fuego. Hace poco, una última impactante matanza llevó al presidente Obama a plantear modificar la ley de tenencia de armas, que permite su venta casi indiscriminada.

El año pasado hubo cerca de diez mil muertes por armas de fuego en EE.UU. Ello significa aproximadamente treinta asesinatos a balazos diarios, algo más de uno por hora. Además, debe añadirse crímenes cometidos con otro tipo de armas. Como consecuencia, EE.UU. es un país bastante peligroso.

Ahora bien, la proliferación de armas es la base del problema, pero no la causa. Bien podría imaginarse una sociedad donde se venda libremente armas y que no necesariamente la gente se mate con la intensidad que lo hacen en EE.UU.

A riesgo de simplificar, las causas internas de su criminalidad se concentran en dos variables. Por un lado, EE.UU. es una sociedad muy desigual. Las diferencias entre pobres y ricos son inmensas. Ninguna sociedad occidental desarrollada es tan desigual como EE.UU. Según el índice Gini, en una lista de 160 países, donde el primer puesto lo ocupa Noruega –el país menos desigual del mundo– EE.UU. ocupa la posición 118, casi idéntica al Perú, que se halla en la casilla 127. Es decir, EE.UU. se encuentra en posiciones tercermundistas e incluso por detrás de algunos países emblemáticos; por ejemplo, India, Turquía y Argentina se hallan delante de EE.UU.

La enorme distancia entre pobres y ricos es fundamental porque es un mito concebir a EE.UU. como una sociedad clasemediera. Por el contrario, se trata de una sociedad profundamente heterogénea.

Esa disparidad se ve agravada por el fracaso del multiculturalismo. Lejos de unificar a su sociedad, ha producido ghettos, donde grupos diversos recrean su cultura con cierta libertad, pero sin mezclarse jamás. Además, es un multiculturalismo jerárquico, los anglosajones dominan y los demás son tolerados en condición de eterna inferioridad. Así, se entiende la expresión crucial del hermano mayor de los Tsarnaev, “no tengo ningún amigo norteamericano, no los entiendo”.

La vida cotidiana de una franja crítica de la población estadounidense es el desarraigo cultural, condenada a la pobreza viendo circular a los grandes millonarios del mundo. La rabia es inmensa, generando frustraciones canalizadas al asesinato, debido a la abundancia de armas de fuego y al hábito de emplearlas para perpetrar todo tipo de violencia criminal.

Por su lado, también es cierto que el atentado de Boston guarda relación con el fundamentalismo terrorista; solo puede explicarse empleando elementos de las dos versiones que se hallan en la prensa de estos días. Podría tratarse de yihadistas individuales que actuaron por su incapacidad para asimilarse a la sociedad profundamente discriminadora que los acogió.

Así, se abre un gran dilema para la clase política estadounidense, ¿cómo evitar la repetición de estos atentados? ¿Hasta dónde deben reformar su sociedad, evitando que se vuelva la más peligrosa del planeta? Puesto que la condición de elevada inseguridad interna puede ser la causa última de su definitivo retroceso internacional.
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BERGOGLIO: LA REALIDAD DETRÁS DE LA CORTINA


BERGOGLIO: LA REALIDAD DETRÁS DE LA CORTINA
EXCELENTE RECOPILACIÓN DE VERBITSKY. SI QUIERES SABER QUIEN ES VERDADERAMENTE EL HOMBRE QUE FUE NOMBRADO PAPA NO PUEDES DEJAR DE LEER ESTA NOTA. SABEMOS QUE ES UN POCO LARGA PERO REALMENTE VALE LA PENA!
El 10 de abril de 2005, el periodista analizó en la Página 12 las posibilidades de que Bergoglio fuera elegido Papa, lo que sucedió ahora 8 años después. ¿Quién es Francisco I? ¿Cuál fue su rol durante la dictadura militar?
PAPABILIDADES
El eventual papa argentino que mencionan especialistas y agencias noticiosas volcaría todo el peso del Vaticano en contra de la revisión de los crímenes de la dictadura. Bergoglio es la personalidad más avasalladora y conflictiva de la Iglesia argentina en décadas, amado y execrado por igual, como testimonia la dividida Compañía de Jesús. El secuestro de cuatro sacerdotes, la distinción académica a Massera y los manejos económicos de la USAL. ¿Es posible un Pontífice de Guardia de Hierro?
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, a quien vaticanistas y agencias noticiosas mencionan como uno de los candidatos a la sucesión papal, es la personalidad más avasalladora y conflictiva de la Iglesia argentina en décadas, amado por unos y execrado por otros. Según la fuente que se consulte es el hombre más generoso e inteligente que alguna vez haya dicho misa en el país o un maquiavélico felón que traicionó a sus hermanos y los entregó a la desaparición y la tortura por la Junta Militar en aras de una insaciable ambición de poder. A continuación, la historia secreta de quien, en caso de convertirse en Papa, volcaría todo el peso de la Iglesia en contra de la revisión judicial de los crímenes cometidos durante la dictadura militar, de lo cual ofreció un anticipo esta semana al fustigar a los “progresistas adolescentes” y motivó la respuesta de Néstor Kirchner de que prefería ser adolescente toda la vida a perder sus convicciones. La presencia de Menem y Duhalde en la Ciudad donde se elegirá al Pontífice no vale un voto, pero traduce un deseo. El primero pasó sobres mensuales a los obispos adictos a través de Esteban Caselli y así hasta consiguió que el vocero vaticano Joaquín Navarro Valls rectificara una admonición de Juan Pablo II a su gobierno. El segundo llegó al poder que las urnas le negaron montado en una coalición de obispos, sindicalistas, políticos bonaerenses y hombres de negocios que propiciaban la devaluación de la moneda, propósitos políticos y económicos encubiertos bajo el pomposo nombre de Diálogo Argentino, en la más audaz incursión pública de la Iglesia desde la conclusión de la dictadura. Con Duhalde (cuyo estratega era el ex Guardián Juan Carlos Mazzon) Bergoglio intentó cerrar el capítulo de la revisión por los crímenes de la guerra sucia y acuñó el slogan de la “Memoria completa”.
CONSERVADOR POPULAR
Bergoglio reúne en sí dos rasgos que no siempre van juntos: es un conservador extremo en materias dogmáticas y posee una marcada sensibilidad social. Es lo que en la política argentina se conoce como un conservador popular. En privado se autodefine como peronista y su grupo de referencia es Guardia de Hierro, bautizado así en homenaje a la organización paramilitar antisemita rumana del mismo nombre, fundada por Corneliu Codreanu. Desde su emergencia como el nuevo hombre fuerte de la Iglesia argentina la Conferencia Episcopal emitió declaraciones fustigando la corrupción y exaltando “las conquistas sociales y la dignidad de los trabajadores”. Esa línea fue diseñada como vía de escape de los cuestionamientos por la actuación episcopal bajo la dictadura, que se reavivaron en 1995 con la revelación de que la jerarquía eclesiástica había aprobado los métodos bárbaros de ejecución de prisioneros y que los capellanes se encargaban de acallar con parábolas bíblicas los escrúpulos de los oficiales que dudaban de la legitimidad de las órdenes de arrojar a prisioneros indefensos al mar.
Bergoglio trabó contacto con Guardia de Hierro a principios de la década de 1970 y no lo perdió desde entonces. Esto implicó relaciones especiales con el gobierno de la fugaz presidenta María Estela Martínez de Perón y con el representante de la Armada en la Junta Militar que la derrocó, Emilio Massera. Su espectacular irrupción en la década pasada como sucesor del cardenal Antonio Quarracino colocó en la escena pública un debate sobre su personalidad y su conducta que se expresa en una paradoja: fue el primer jesuita en alcanzar el cardenalato y el arzobispado de Buenos Aires y sin embargo carece de toda relación con la Compañía de Jesús, donde su nombre es denostado. Que Quarracino lo haya elegido como sucesor sólo sorprendió a quienes se fijaban en aspectos exteriores: uno era chabacano y hedonista, el otro es culto, sofisticado y austero. Pero desde distintas jerarquías y con años de distancia ambos fueron partícipes del movimiento de renovación del Concilio Vaticano II y tuvieron afinidades con la teología de la liberación, pero abjuraron de ella (y de los compromisos asumidos en consecuencia) cuando la represión castrense desconoció cualquier límite y se volvió incluso hacia el interior de la Iglesia. La conversión de Quarracino se produjo en 1971 durante la dictadura del general Alejandro Lanusse luego de haber afirmado, en mayo de 1968, que “una cierta violencia” era necesaria para “una auténtica y profunda renovación de estructuras, una verdadera revolución social”. La de Bergoglio se produjo al aproximarse el golpe de 1976, cuando disciplinó a la Compañía de Jesús y dejó librados a su suerte a los integrantes que no quisieron abandonar a los sectores populares. Esta historia es un secreto que la gran prensa argentina guarda con tanto empeño como el que puso hace tres décadas en ignorar el método de la desaparición de personas aplicado por la Junta Militar. En cambio los corresponsales de la prensa extranjera tratan de reconstruir la historia para entender al candidato, sobre el que ya se han publicado artículos críticos en medios de Brasil, México y Francia.
IGLESIA Y DICTADURA
En su libro Iglesia y dictadura, editado en 1986, cuando Bergoglio no era conocido fuera del mundo eclesiástico, Emilio Mignone lo mencionó como ejemplo de “la siniestra complicidad” eclesiástica con los militares, que “se encargaron de cumplir la tarea sucia de limpiar el patio interior de la Iglesia, con la aquiescencia de los prelados”. Según el fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales “en algunas ocasiones la luz verde fue dada por los mismos obispos. El 23 de mayo de 1976 la Infantería de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbítero Orlando Yorio y lo mantuvo durante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semana antes de la detención, el arzobispo Juan Carlos Aramburu le había retirado las licencias ministeriales, sin motivo ni explicación. Por distintas expresiones escuchadas por Yorio en su cautividad en la ESMA, resulta claro que la Armada interpretó tal decisión y, posiblemente, algunas manifestaciones críticas de su provincial jesuita, Jorge Bergoglio, como una autorización para proceder contra él”. Mignone lo cuenta entre los “pastores que entregaron sus ovejas”. Junto con Yorio también fueron secuestrados otros tres jesuitas que trabajaban en la misma comunidad eclesial de base: Luis Dourrón, Enrique Rastellini y Francisco Jalics. “Bergoglio les pidió que se fueran de la villa de Flores y cuando se negaron hizo saber a los militares que no los protegía más, y con ese guiño los secuestraron. Cuando salieron los dejó librados a su suerte, y otros como Miguel Hesayne y Jorge Novak tuvieron que protegerlos”, sostiene un sacerdote jesuita que teme represalias si se conociera su nombre. El propio Yorio, un par de años antes de morir, me dijo que Bergoglio “tenía comunicación con Massera, le habrían informado que yo era el jefe de los guerrilleros y por eso se lavó las manos y tuvo esa actitud doble. No esperaba que saliera vivo”. La polémica posterior es conocida. El cardenal aduce en su descargo que no entregó a los sacerdotes sino que les reclamó que dejaran la comunidad del Bajo Flores para protegerlos porque sabía que la represión sería despiadada. Como no aceptaron, les indicó que debían alejarse de la Compañía de Jesús. Es decir que aun en su versión autoindulgente de los hechos, la suerte de los sacerdotes fue subordinada a la de la institución. Las pruebas que zanjan la discusión se reproducen en estas páginas.
EL PAPA NEGRO
Organizada en el siglo XVI por el futuro San Ignacio (el caballero vasco Iñigo López de Loyola), la Compañía de Jesús fue una milicia intransigente al servicio del papado que partió en batalla contra la reforma protestante iniciada por Lutero. Los Ejercicios espirituales en los que sistematizó su devoción fueron un instrumento de acción católica laica en el mundo, que superó el enclaustramiento de la Iglesia medieval. Privilegiando los sacramentos de la comunión y la confesión los jesuitas simbolizaron la obediencia al papado tanto como los protestantes la rebelión. Por una ironía de la historia cuatro siglos más tarde esa fuerza ultraconservadora se convirtió en la vanguardia de la renovación de la Iglesia y del cuestionamiento al integrismo que pretendía someter al mundo moderno a la obediencia del Pontífice. A las tareas clásicas de la Compañía, como la educación, los jesuitas que a mediados del siglo pasado estudiaron teología y filosofía en Roma, París y Lovaina agregaron al apostolado social y la rebeldía contra las injusticias del mundo. Su padre superior, el español Pedro Arrupe llegó a ser llamado El Papa Negro, mientras en toda América florecían los centros jesuitas de estudios económico-sociales. En ese contexto, Bergoglio fue designado Superior Provincial de la Compañía en la Argentina en 1973, el año del regreso de Juan D. Perón al gobierno. Al concluir su período de tres años fue reelecto por otro tanto. “La formación jesuítica lleva 14 años y culmina a los 32 de edad. Bergoglio tenía apenas 36 y era el candidato de la gente más progresista, sin ser revolucionario. Era una época de cambios y Arrupe promovía a los jóvenes”, narra otro sacerdote jesuita, que hace tres décadas fue amigo de Bergoglio y hoy lo considera “un enfermo de poder”.
LA LIMPIEZA
En esos años posteriores al Concilio Vaticano II cerca de un tercio de los estudiantes y sacerdotes de la Compañía dejaron la Iglesia, por razones personales, ideológicas o institucionales. “A los nuevos que entraban, Bergoglio les dio un marco de contención más rígido y estructurado. Esto se agudizó después de 1976, cuando su opción se inclinó por lo más tradicional. Esto produjo un tipo de estructura jesuítica diferente a la del resto de América Latina y generó mucho aislamiento de la Provincia argentina” de esa organización, dice el sacerdote. Los jesuitas formados por Bergoglio siguen una línea dogmática tradicional, pero “hacen la pastoral de fin de semana con los pobres. Les infundió una visión sacramentalista, acrítica y muy asistencialista”, añade un sacerdote que lo conoce bien. “Cultiva el bajo perfil. Está honestamente preocupado por los pobres, vive su espiritualidad. Es encantador, conquistador, muy austero, lleva siempre el mismo traje viejo, anda con zapatos gastados, viaja en colectivo y en subterráneo.” Según el sacerdote, Bergoglio “trató de desarmar el centro de estudios de la Compañía, el CIAS, donde estaban los sacerdotes Fernando Storni y Vicente Pellegrini. En la revista que editaban se publicó el artículo de Pellegrini sobre la represión que reprodujo Jacobo Timerman y provocó la clausura de La Opinión”, dice. “Eran unos snobs intelectuales”, desdeñan quienes avalan a Bergoglio. Otro documento que se conserva en el archivo de la Cancillería, producido a principios de la década de 1980 por un servicio de informaciones bajo el título “Nuevo copamiento de los jesuitas argentinos”, afirma que “a pesar de la buena voluntad del padre Bergoglio, la Compañía en Argentina no se ha limpiado. Los jesuitas zurdos se han cuidado por un tiempo. Ahora, con gran apoyo del exterior y de ciertos obispos tercermundistas han comenzado una nueva etapa”.
Al concluir su ciclo como Provincial, Bergoglio fue sucedido por el flamenco belga Andrés Swinnen. Bergoglio asumió como Rector de la Facultad de Filosofía y Teología de San Miguel, por otros seis años, y desde allí siguió influyendo en la Compañía, donde el nuevo Provincial nunca tuvo suficiente consenso como para eclipsarlo. En esos doce años formó una generación de jesuitas, como maestro de novicios y con los libros de espiritualidad que escribió. Luego de un breve paso por Alemania, Bergoglio volvió a la Argentina. Con el fin de la dictadura, su poder se eclipsó y quedó en una atípica relación: sigue siendo jesuita, aunque sin obediencia a la Compañía. En 1985 fue trasladado a una Casa de la Compañía en Córdoba. Personas próximas a él cuentan que allí estuvo virtualmente secuestrado. “Decían que estaba loco y lo tenían encerrado, no le pasaban las llamadas, presuntamente para protegerlo.” Una de las más altas autoridades de la Compañía no niega los hechos, aunque les da una explicación diferente. “Puede ser, no digo que no haya ocurrido así. Los conflictos internos fueron muy serios, tanto por la línea seguida como por el modo de gobierno y por cierto maquiavelismo. Para él, vale todo. Si se estaba tratando de cambiar la orientación de la Compañía, es probable que no le pasaran llamadas de los estudiantes, porque hubiera perturbado ese trabajo de cambio”, admite. El retrato con el que coinciden varios laicos que lo trataron es el de un psicópata seductor e inescrupuloso. En 1985, en lugar de Swinnen fue designado Provincial el presidente de la Conferencia Argentina de Religiosos (CAR), Víctor Zorzín, sucedido seis años después por Ignacio García Mata.
La fractura fue tan marcada que congregaciones que tienen la misma espiritualidad que los jesuitas, como las Esclavas, el Sagrado Corazón, las Hijas de Jesús, o la Compañía de María, que normalmente recurrían a jesuitas argentinos para sus ejercicios espirituales anuales o para sus cursos de teología, comenzaron a invitar a sacerdotes jesuitas de otras nacionalidades. La gravedad del conflicto llegó a tal punto que en 1997, cuando Bergoglio asumió como arzobispo porteño la Compañía decidió no designar como provincial a un jesuita argentino, para evitar roces, sino al sacerdote colombiano Alvaro Restrepo. Pero la Compañía argentina continúa profundamente dividida y Bergoglio aún conserva influencia.
Al describir su personalidad, su ex amigo jesuita dice que Bergoglio es un hombre de gran carisma para relacionarse. “Es capaz de acompañar toda la noche a un cura enfermo. Cuando era coadjutor iba a vivir a las parroquias. Les daba una semana de vacaciones a los curas y él se quedaba en su lugar. Así se ganó al clero joven. No es distante ni hace frías visitas de inspección.” Un obispo que no autorizó que se revelara su identidad, se refería a él en términos muy similares: “Es un hombre muy peligroso. Si tiene un cura enfermo lo va a ver y se queda toda la noche. Un horror. Yo voy de visita pero me quedo diez minutos”. “Bergoglio es el responsable de que la Compañía de Jesús argentina sea retrógrada, espiritualista, conservadora, con una postura cercana al integrismo, lo cual es un caso único en el mundo, donde los jesuitas se destacan por lo contrario”, afirma un estudioso de la Compañía. “Una generación entera de jesuitas fue formada por Bergoglio en el culto a la personalidad, el clientelismo y la obsecuencia. Visita a los curitas y les soluciona problemas, les ofrece una computadora o un viajecito de vacaciones. En todo el mundo los jesuitas son vanguardia, acá trogloditas”, agrega. En pocos días más se sabrá si el Colegio de Cardenales dispone que ese mismo destino le aguarde a la Iglesia Universal y sobre la Argentina caigan las sombras del oscurantismo.
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EN MI CASA NO HAY DIOS

EN MI CASA NO HAY DIOS
Por Chef Herrera
“Where there was reason, now there is confusion” (Richard Dawkins)
Tengo dos hijos. Cuatro y siete años. Desde que nació el primero me quedó bien claro que no habría educación religiosa de ningún tipo en mi casa. Ni el ambiguo discurso de los “valores”, ni la sola mención de una deidad invisible que reacciona caprichosamente y con emociones humanas serían admitidas para educarlos. Suficiente fantasía tenemos con lo que nos da la cultura popular como para agregarle cosas: Santa Claus, los pendejos reyes magos, el puto conejo de pascua, el ratón del diente y personajes afines. Suena fácil (debería serlo) pero es todo lo contrario; te cargas a todo mundo encima y terminas juzgado como un ogro que va contra los valores y todo lo bueno que tiene una sociedad.
La pregunta de fondo es ¿se puede educar a un ser humano para que sea una buena persona sin la intervención de religiones o creencias metafísicas? La respuesta ya la sabemos: sí. Entonces, ¿por qué es tan complicado prescindir de la religión? ¿Por qué esta renuencia a buscar alternativas? El problema, claro, no es el hecho de que estas criaturas lleven una infancia terrible sin Dios y Jesucristo, sino todo lo que ocurre a su alrededor.
LA ESCUELA
Empiezan las primeras comuniones. ¿Qué es una primera comunión en la cabeza de un niño de siete años? Una fiesta con regalos, pastel y música. Como una piñata, pero con un trasfondo inexplicable y cuya justificación no puede otorgársele porque sencillamente no lo va a entender; los que se creen todas esas mamadas son los adultos.
No se me va a olvidar nunca una vez que llevaron a mi hijo a una iglesia (no recuerdo la razón de por qué lo llevaron ahí y no me quiero enterar). Llegó a casa y lo primero que dijo fue: -había un señor colgado allá dentro, -y extendió sus brazos. Le dije que era como halloween, y creo que me entendió. No tengo por qué someter a mis hijos a esas escenas mórbidas y macabras. No porque ello sea malo, sino porque la explicación que está detrás es lo verdaderamente siniestro: el tipo ejecutado sobre la cruz murió porque esos niños inocentes y sin religión pecaron antes de nacer y por eso tuvo que venir una persona del cielo, hijo de un señor invisible, para resolver el asunto. El argumento es chantajista, sumamente complicado y no tiene sentido. Lo siento pero esa no es una religión amable y prefiero dejarla fuera de mi casa.
Luego mi hija llegó un día este diciembre pasado diciendo que quería un niño Dios. No preguntó qué era, simplemente dijo que quería uno. De inmediato entendí que el “niño Dios” para una niña de cuatro años es sólo un bebé; no tiene que ver con religión. Eso me tranquilizó. Pero fuera de estos incidentes, los niños sí sienten la presión que se da en la escuela, y no sólo con lo de la primera comunión y las fiestas tradicionales, como posadas y semana santa; los compañeros ejercen una presión notable porque son una mayoría y mi hijo, sin religión, es una minoría, una excepción. Y eso lo hace sentirse excluido. Y encima, hay un grupo de padres de familia que conforman una especie de grupo de oración, y se preguntan por qué algunos niños no son católicos como ellos. Y peor: no logran entender por qué no sólo no pertenecen a una religión distinta, sino que son ateos. Esto es una verdadera afrenta que no puede ser tolerada. Afortunadamente la escuela es laica y se supone no debe darse ningún tipo de conflicto por parte de la institución.
A veces pienso que lo mejor es dejar que el ambiente los absorba y que después, en la adolescencia, ellos decidan lo que quieren creer y lo que no. Pero no me atrevo a dejarlos a que sean indoctrinados. Invertí muchos años de mi vida quitándome pendejadas de la cabeza como para permitir que mis hijos pasen por lo mismo. No creo en nada de eso y no puedo admitirlo.
LAS ABUELAS
En dos ocasiones tuvimos que viajar. ¿A quién le deja uno a los niños si no es a los abuelos? En mi caso esto, más que una solución, resultó ser un problema.
Ellas verdaderamente creen que toda esa cosa piadosa que les transmiten a sus nietos tendrá un efecto bueno y contundente en ellos. Vienen de una época muy lejana donde el ateísmo no era una alternativa de pensamiento, era un pecado muy grave que debía perseguirse. El problema es que están rompiendo una regla básica, la del respeto por lo ajeno. Si bien mi mamá y mi suegra tuvieron su oportunidad de criar a sus hijos bajo la fe que profesan, con los nietos el asunto es otro. Por lo menos con mis hijos (soy el único de ambas familias que prohíbe cualquier tipo de indoctrinación religiosa en casa) he dejado en claro que no deseo les impriman enseñanzas relacionadas con el cristianismo. Pero puede más su estulticia y ciego convencimiento de que la ausencia de una enseñanza religiosa los hace proclives al delito y a la maldad que el sencillo acto de respetar las creencias y convicciones ajenas. El caso es que, cuando regresamos de un viaje, los niños ya traían escapularios y crucifijos y hablaban de cosas como “diosito”, “la virgencita” y conceptos tenebrosamente similares. Costó tiempo sacarles eso de la cabeza.
NO MÁS DIOS
En mi casa no hay Dios ni tiene por qué haberlo. Es innecesario, irrelevante y más: peligroso. ¿Para qué creer en algo o alguien si al suprimirlo no se da cambio discernible ni bueno? Dicho de otra manera: si dejas de creer en algo, concretamente en esto: Dios, ¿cambiaría tu vida de manera importante? Si te pones a pensar, no. La razón es sencilla: lo que hace que no nos matemos y que nos portemos más o menos bien es un consenso cambiante que se adapta a las condiciones de la época y que se hace respetar de dos maneras: por vía de la consciencia moral y cívica y por obra y gracia de una policía que pone orden. Esto quiere decir que si usted no respeta los acuerdos de comportamiento pactados, la policía lo va a joder y la sociedad lo va castigar. Pero de ahí a decirle a la gente que se va a ir al infierno pues nomás no. Seamos prácticos.
La naturaleza es trascendente por si misma; no requiere de presencias ni intervenciones metafísicas, dioses o procesos fantásticos que justifiquen su hechura, su misterio, su belleza. El impacto estético e intelectual que ocasiona es producto de lo que observamos, de las conclusiones que la ciencia ha logrado alcanzar y el misterio que está detrás es tan profundo y el universo tan vasto que no solo es innecesaria la fantasía religiosa: es ridículamente mezquina, pobre y limitada y devalúa todo cuanto hemos logrado en siglos de investigación, filosofía y observación. La religión impide ver las cosas como son: ciega, ensordece, limita nuestro pensamiento y considera un engaño todo aquello que atente y contradiga sus primitivos dogmas. La belleza y misterio del mundo, el universo, son insondables; para apreciarlo y entenderlo se requiere una imaginación potente, desprovista de supuestos, capaz de imaginar lo que puede existir, no lo que queremos que exista basado en nuestra ignorancia, temores, falta de capacidad de reconocer lo obvio, de considerar lo probable y lo posible y de aceptar que lo que aún no tiene explicación, lo tendrá.
Dios no está por encima de la naturaleza; Dios fue creado en las mentes de criaturas insignificantes en un planeta rocoso con agua, aire y fuego en un sistema solar por demás mediocre, perdido en una galaxia como las hay por millardos. Dios es un ser bastante limitado y jodido.
Imagino si hubiéramos construido esas catedrales y templos religiosos magníficos en nombre de la ciencia, para dar fe de lo maravilloso que es el cosmos, no para ocultarlo. De cierta forma, la ciencia tiene sus templos: observatorios, aceleradores de partículas, universidades, centros de investigación. En esos lugares no hay Dios, ni certezas absolutas ni reglas inquebrantables. Son oráculos donde se contempla el universo con instrumentos para crear ciencia. Son sitios donde se practica una religión: la del asombro. Y el asombro despierta invariablemente a la curiosidad. ¿Y qué hace la religión? Cortar la cadena justo ahí, porque sabe que a partir de ese punto comienza la observación.
Hay una razón por la cual la fe es ciega: la observación es la base de la ciencia. ¿Qué significa observar? Poner atención y no suponer nada hasta no haber observado lo suficiente y crear modelos que expliquen satisfactoriamente lo observado, por lo menos mientras se dan otras interpretaciones y descubrimientos. Primero hay que contemplar sin la intervención de ningún proceso lógico; dejar que las cosas ocurran frente a nosotros y verlas como son. Entonces podemos establecer conjeturas, patrones, cualquier cosa que nos lleve a crear esquemas, hipótesis, supuestos.
Contrario a esto, la religión cristiana enseña una serie de historias no verificadas históricamente y encima atribuye propiedades sobrenaturales a personajes retratados ahí para crear y justificar dogmas y normas que van en contra de lo humano, lo natural.

Lo siento, pero no puedo condicionar a mis hijos a creer en una serie de historias ridículas y creencias imposibles. Prefiero leerles un cuento de los hermanos Grimm antes de dormir.
Existen algunos mitos en relación a esto de no enseñarles a los niños a creer en Dios o tener una religión:
1.    Van a crecer sin principios morales, sin ética, y se va a transformar en personas ruines y egoístas.
2.    Crecerán sin tener sentido en sus vidas, angustiados y proclives a la depresión y al crimen.
3.    Serán seres introvertidos, sin capacidad de socializar, encerrados en sus vicios y lamentando no haber tenido una educación con valores tradicionales.
Justamente son las religiones las que implantan estas sensaciones de angustia, temor y ausencia de sentido para llenar los huecos con mentiras y mitos. Es como una obra de teatro: el espectador quiere creer-momentáneamente- que lo puesto en escena es real, de otra manera no podría sentir y vivir plenamente la experiencia, y al actor le es conveniente que su cliente le crea, de otra manera su trabajo no tendría éxito. En este acuerdo es donde ocurre la magia de la fe. Pero no hay que dejarse engañar: la mejor manera de hacer desaparecer esta magia es enseñándole a los niños a cuestionar, a pensar y a que se acostumbren a obtener verdades a través de instrumentos científicos, no con oraciones piadosas. A la larga tendrán las herramientas para hacer preguntas que den directo al corazón de las cosas y ahí es donde veremos una diferencia notable en la evolución de la sociedad.
A mí lo que me fastidia es que al final no podemos evitar la infección mental que se ha transmitido desde siglos y que persiste en la cultura y los cerebros de las personas a pesar de los avances de la ciencia y el desprestigio de las instituciones religiosas. La creciente ola de credulidad me lleva a creer que gran parte de lo que hemos alcanzado como sociedad pensante se está perdiendo. El escenario que muestra un mundo adormecido y entregado a los caprichos de la ignorancia y la manipulación es real: hoy vivimos un apocalipsis de la razón, la objetividad y la curiosidad y nos han ganado la pereza y la condescendencia.
El contraste entre el avance tecnológico y la educación científica masiva es inverosímil: las personas aceptan la tecnología pero rechazan de manera vehemente el fundamento científico que las hace posibles, y así estructuran sus vidas y su gobierno en torno a creencias irracionales y supercherías. No sé qué pensar; si esta es una buena época o estamos cercanos a una era de oscurantismo y persecución.
Espero no estar ahí para verlo. Pero de una cosa estoy seguro: mis hijos sí van a vivirlo, y haré todo lo posible para prepararlos para tal escenario.
PARA TERMINAR
Bueno, y a todo esto; ¿Cómo los educo? Eso es cosa mía. No se apure, no se van a convertir en homicidas, políticos corruptos, pedófilos, rateros ni mediocres aburridos. De eso se encarga la venerable Iglesia Católica y las iglesias cristianas.
Mis hijos nacieron sin religión y así se van a quedar hasta que tengan la edad de decidir si quieren aferrarse a alguna fe. Mientras tanto en mi casa habrá descubrimiento, razón, ética, cuestionamientos, honestidad, respeto y humildad, pero no habrá religión.
Nunca.
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LA CULTURA ANDINA HA SIDO SEDE DE LA UTOPIAREAL


LA CULTURA ANDINA HA SIDO SEDE DE LA UTOPIAREAL*
Por: Javier Lajo
Hasta hoy en las fiestas del Altiplano Andino, muchas canciones y danzas de los pueblos indígenas, nos muestran en sus versos el eco de utopías antiquísimas: Gigantes Tobas (hoy en una pobreza de exterminio) danzando su marcha por las orillas del Pilcomayo, rio arriba “en busca de la Tierra sin Mal”, siguiendo el Qhapaq Ñan o “Camino de los Justos” (1) hacia Tiwanaku y más allá: El Cusco. Y desde el norte, otros tantos pueblos como: Los Omagua, los Quijos y los Cofán, siguiendo “la ruta de la Sal”, hacia el Cusco de los Inkas, buscando “el secreto de la suma existencia o la vida plena”.
Tradiciones pacíficas de peregrinaciones hacia “la utopía”; más después, tenemos a Hernando Pizarro y su hueste guerrera, con sus temibles bestias, bajando desde Puerto Quemado de Tumbes, por la “Ruta de Wiracocha”, pasando por Cajamarca, hacia el oro del Cusco. ¿Otra clase de “peregrinación” tal vez?, belicosa, criminal, pero peregrinación al fin, en busca del preciado metal, como recompensa divina para los mercenarios cristianos.
Pero, siempre surgen las preguntas: ¿Qué de cierto hay en esta vía utópica y hasta “mágica” del Qhapaq Ñan?, y ¿Qué tiene que ver con eso de la “Tierra sin Mal?.
Contemplando esta increíble foto satelital (Adjunta) y las conclusiones del análisis (http://emanzipationhumanum.de/downloads/equidistancias.pdf ) geográfico científico, puntual y preciso (cuyos parámetros, longitudes y latitudes, los incrédulos los pueden ‘bajar’ del Google Earth) se me viene a la memoria una infinidad de conclusiones de grandes autores como el Inka Garcilaso de la Vega (1539-1616), Jean Bodin (1530-1596) Jose Carlos Mariátegui (1894-1930) y Mario Vargas Llosa (1936-…). Pasando por alto su alternancia en tiempos diferentes de la historia, todos ellos nos hablaron del tema de la “Utopía Inka”, alguno para afirmarla relacionándola con una sociedad ideal o imposible, o “soñada”, según su óptica y tendencias, y otros como la “Utopía Arcaica”, para denostarla, despreciarla y hasta negarla rotundamente, como una ilusión tal vez de intelectuales trasnochados. ¿Qué nos podrán decir ahora que con nuestros propios ojos podemos ver algunas evidencias de algo todavía inexplicable?, ¿Renace la sospecha de que hubo alguna vez en nuestro territorio andino-amazónico una Utopía-realmente existente?
Si tal vez no se trate de la existencia de una “Utopía Inka”; tal vez es cierto que hubo en la época pre-inka una cultura altamente sofisticada en ciencias y tecnología, ¿Alguien podrá explicarnos la existencia de esta maravilla geodésica que tenemos a la vista? ¿Existe en otra parte del mundo o en otra cultura antigua o moderna algo similar a lo nuestro?; o los incrédulos y los fóbico-andinos y racistas, ¿Se sumarán contentos en las filas de la misión RAMA de Sixto Paz y sus OVNIS, tal vez?.
Lo cierto es que nuestro “Camino de los Qhapaq” o Qhapaq Ñan, hará palidecer de envidia al “Camino de Santiago” del norte de Europa, o al “Camino Consciente” del Tao asiático, o al Zen, que es otro “Camino” oriental. Los Andinos, tenemos pues una “Ruta”, un “método”, un “Camino de sabiduría”, milenario, incólume, único en el mundo. Esta trazado y marcado con las piedras milenarias y hermosas de Tiwanaku, Cusco, Huanuco-pampa, Cajamarca, Ingapirca…, ya tenemos el camino, solo nos queda transitarlo. Camino espiritual, en lo fundamental, camino recto y en diagonal (Chekalluwa, se dice en quechua, que literalmente significa: Línea de la verdad), y en 45º al eje norte-sur. Camino que solidifica el espíritu y la unión de Ecuador, Perú y Bolivia, principalmente.
Si pues, allí está, en la foto satelital, es una recta que une Cusco con Oruro y entre ellos: Pucara, Tiwanaku y también Amantani en pleno lago Titicaca. Y más aún los tramos Cusco-Pucara, Pucara-Tiwanaku y Tiwanaku-Oruro, son equidistantes con unos precisos 235 km cada tramo, siendo 705 km el total de la ruta desde Cusco hasta Oruro (2). Es más, esta recta tiene sus puntos máximos que se prolongan por el nor-oeste, es decir desde Cusco hasta Cajamarca y por el sur-este, desde Oruro hasta Potosí y más al sur aun, por el continente Sud Americano, hasta salir al Océano Atlántico. Esta maravilla geodésica pre-Inka e Inka que muchos ignoran y otros se tapan los ojos para “no ver”, (“ciegos” que según Cristo, son los peores “o de lo peor”), fue redescubierta por la matemática holandesa-peruana María Sholten hace ya varias décadas.
Otros autores, como el sociólogo Aníbal Quijano, o el economista Virgilio Roel dicen que cuando los europeos pisaron territorio Inka, pensaron o se imaginaron “una Utopía” porque “no vieron gente hambrienta” o “gente pobre”, ambos dan explicaciones y razones sobre la eficiencia agraria de los Inkas y otras sobre el germoplasma, etc. Estas afirmaciones, aunque son avances importantes de la definición del tema, no son suficientes. En Europa desde que Américo Vespucio, comenzó “a contar” a sus patrones de la familia de Medici, lo que veía en tierras continentales se comenzó a forjar esa imagen americana de una “utopía real”, por eso mismo después de que muchos otros escritores fueron influidos por el “eco andino-amazónico”, referido al mismo Inca Garcilaso de la Vega, Pedro Mártir de Anglería, Bartolomé de las Casas, Mitchel de Montaigne, Voltaire, d’Alembert, Campanela, Francis Bacón, Fourier, Proudhon, estos últimos dos influidos por Morelly (un asiduo lector del Inca Garcilaso), que según Edgar Montiel (3) fue el fundador nada menos que del Socialismo Utópico y del Ecologismo.
Es decir que desde el primer informante que fue Vespucio se causo tal revuelo en Europa sobre la “utopía del nuevo mundo”, que fue por ello que nuestro continente después llevaría su nombre. La sensación que causaron las cartas de Américo Vespucio en Europa, hacían decir a sus habitantes con asombro: “así son las tierras de Américo”. Lo cual luego se simplificó a “tierras de América” (según nos sugiere acertadamente Montiel).
Y desde ya, debemos comprender y aceptar certeramente que los libros del Inca Garcilaso, fueron verdaderos betsellers en una Europa que hacía poco nomás descubría la imprenta. “La Florida” fue traducida a muchos idiomas y tuvo 20 (¡!) ediciones en pocos años, un verdadero fenómeno de la literatura renacentista, además que la obra cumbre del Inca Garcilaso, “Los Comentarios Reales” (reales por su realismo o veracidad y no por ningún monarquismo, según nos aclara Montiel), definitivamente influyo y altero gravemente la conciencia de la elite intelectual europea y renacentista, incorporándoles las ideas o semillas de lo que después consolidaron en el socialismo utópico, “científico” y además del ambientalismo-ecologismo. Otros autores que fueron influidos por estas Ideas Utópicas o “paradisiacas” que surgieron desde Vespucio hasta el Inca Garcilaso fueron: Montesquieu, Tomas Moro y Diderot entre otros ideólogos de la revolución francesa. ¿Hasta dónde fue nuevo, o mejor dicho, “hasta cuanto fue nuevo”, ese mundo descubierto por Colón?.
Y no solamente se trata de que los europeos “no observaron hambrientos, ni infelices” cuando invaden el territorio Inka, sino que estas Ideas Utópicas germinaron como semillas en terreno abonado, en toda la Europa renacentista, porque les permitió a los intelectuales blancos observar el “sumaq kawsay” o “bien vivir” de los pueblos indígenas, y recién pudieron imaginar, -es decir, conseguir pautas que solos nunca se les hubiera ocurrido-, de lo que sería una sociedad utópica o “socialista” en el lenguaje de Jean Bodin, otro intelectual francés influido profundamente por el Inca Garcilaso. Si pues, estas ideas utópicas o “paradisiacas” las podemos resumir en siete grandes conceptos, que hasta el día de hoy no han dejado de rebotar en la conciencia de los revolucionarios y románticos, aquellos que hicieron la revolución norte-americana (1776) y la revolución francesa (1789); pues si Montesquieu, Voltaire y Diderot ideólogos de la toma de la Bastilla, fueron lectores del Inca, el gran Rousseau, lo fue de las cartas de su amigo Lafayette, el que le envió finalmente copia de la llamada Constitución Americana, que fue una vulgar copia de la Constitución Confederativa de las cinco naciones Iroquesas (pero este es otro tema). Las siete grandes ideas utópicas (que están sugeridas en el texto de Montiel) y que aquí solo las enumeramos, dejando para otro artículo, la profundización de sus contenidos: 1. “La libertad reyna…” (Claro… ¿Qué libertad podían tener los europeos con el Rey y lo feudales encima?) 2. “Existe el hombre bueno…no hay jerarquías… (Aquí se debe entender que no hay el tipo de jerarquías absolutistas europeas)…y las mujeres andan desnudas…” (Aquí se refiere a que las mujeres no son asaltadas y violadas, porque no hay represión sexual como en Europa; al respecto Abel Posse escribe: “el oro y las perlas dejaron de ser la única atracción; en adelante los invasores encontrarían un gran consuelo. El otro oro fueron los cuerpos, todas las clases sociales en España -incluidos los eclesiásticos- pronto supieron de esta atracción, del oro secreto” ) ; 3. “No hay propiedad individual…”; 4. “Las flores y plumas valen más que el oro y la plata…” (Recién se dan las pautas en su imaginario de que pueden existir sociedades con valores totalmente diferentes al oro y la plata, lo cual se denominó después: “relativismo cultural”); 5. La organización estatal es colectivista (no hay imperios, sino confederaciones); 6. Hay un control de la natalidad (se da el equilibrio entre producción económica y reproducción de la vida humana); y 7. Existe una sociedad organizada en cruz (Tawa en lengua Quechua) cuya fuerza motriz es el trabajo, es decir existía una práctica y una filosofía social de “la felicidad por el trabajo”.
Aquí en este continente “el trabajo” dejó por siempre, el de ser un castigo. Una cultura como la Andina que consideró (y practica aún) al trabajo colectivo como su felicidad, punto fundamental del Sumaq Kawsay: Esta es la verdadera “utopía-real”, la piedra en el zapato de la conciencia occidental, pues hasta Carlos Marx, consideraba que el trabajo era una maldición que había que desaparecer y escribió alegremente en su imaginario que el “comunismo” era “irse a pasear en la mañana y a pescar en la tarde”…¡Qué tal comunismo!; Marx al igual que Aristóteles consideran al trabajo una maldición –como en la Biblia- en todos sus escritos.
Pero insistiremos en lo “científico”… y valga la presencia del alineamiento Qhapaq Ñan de las ciudades pre-incas equidistantes y en 45º al eje norte-sur, para resucitar un debate (aunque este debate sobre la “utopía”, ya fue abierto por la presencia del Sumaq Kawsay como principio fundamental de las Constituciones de Bolivia y Ecuador), puesto que hay que tomarle la palabra a J.C. Mariátegui cuando escribió eso del “Comunismo Agrario de los Inkas”. Aunque, a la vista de la foto adjunta, corregiremos: Sería un “Comunismo Científico de los Inkas”, pero con una “otra ciencia”, -la Ciencia Andina- que cuando la recuperemos totalmente y la desarrollemos, podrá darnos “riquezas y valores” que los intelectuales, especialmente los “serranos”, siempre hemos sospechado que tenemos (4) y que siempre intentamos probar. Ahora tenemos más pruebas, pues no solo hay este alineamiento que podemos apreciar en la foto satelital, sino más, mucho más.
Lo único que queremos con estos artículos es que cada vez más nuestros intelectuales “ciegos” que no quieren ver (5), lo intenten...una vez más.
Notas:
(*) Este neologismo Utopía-real, indica la posibilidad de una sociedad realmente-existente con características, valga la redundancia “utópicas”.
(1)  Ver: Javier Lajo, “Qhapaq Ñan, La Ruta Inka de Sabiduria”, Edit. CENES-AMARO RUNA, Lima, 2005. (DE VENTA EN BUBOK.COM , próximamente)
O ver en: http://emanzipationhumanum.de/downloads/sabid.pdf
(2)  Este ensayo de medición basándose en las coordenadas y fotos satelitales del Google Earth, las hizo el Geógrafo Jesús Contreras, ha solicitud mía. Y también a mi solicitud, él mismo, trianguló y midió que la recta que une estas ciudades, tiene un ángulo de 45º al eje norte-sur.
(3)  Ver: América en las utopías políticas de la modernidad; en Cuadernos Hispanoamericanos Nº 658, AECI, Madrid, abril del 2005.
(4)  Y ¿Cómo será eso de “la felicidad por el trabajo colectivo”?, los comuneros andinos lo sabemos. Una de las grandes maniobras criollas contemporáneas, fue la de Fernando Belaunde Terry, presidente del Perú en dos períodos (1963-1968 y 1980-1985), al darse cuenta de aquello de que “…el pueblo lo hizo” y la fundación de Cooperación Popular, para poner esta fuerza colectiva de las comunidades indígenas al servicio del Estado criollo peruano.
(5)  http://www.youtube.com/user/armagedon159#p/a/u/1/g-7gOfu3uSE
http://www.youtube.com/user/armagedon159#p/a/u/0/81MZzJ8nCIw
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LA IGLESIA ROMANA SIGUE CAVANDO SU TUMBA


LA IGLESIA ROMANA SIGUE CAVANDO SU TUMBA
Por: Cesar Hildebrandt

Ahora elige como jefe a un cardenal argentino que, en el mejor de los casos, se calló en latín y en castellano cuando la dictadura psicopática de Videla, que se creía un cruzado resurrecto, gobernaba el país.
Otro enemigo del condón está en los altares del Señor .Otro infalible que seguirá apegado a los anacronismo y a los dogmas ha llegado asentarse en la silla de Pedro, ese pescador que nunca vio al rebelde Jesús disfrazado de autoridad opulenta.
Y encima se hace llamar Francisco I en homenaje al de Asís, que era – él sí – la humildad pura, el amor encarnado, el hombre que, habiendo renunciado a la nutrida hacienda familiar, convivió con leprosos para darle una lección a su egoísmo.
Dicen que Bergolio se iba en metro a trabajar. Qué bien .Pero eso importa un rábano frente a su silencio respecto de la detención brutal de dos sacerdotes de su Orden ejecutada en plena dictadura militar. Y él era, en ese momento, la máxima autoridad de los jesuitas argentinos.
Dicen que es simpático, ameno, cordial, conversador, pertinente tímido. Qué bueno .Pero lo que necesitaba la iglesia católica era un refundador, un revolucionario, un mesías un davidiano autentico, un hijo de pura cepa de aquella Iglesia que nació para conmover a Roma y termino, sin embargo, instalada en ella y asimilada, al poco tiempo, a sus depravaciones. La Iglesia que tanto aman requería un jefe indignado que expulsara a los pederastas, a los banqueros ladrones, a los de la mafia gay que merodean, con aire chantajista, la Capilla Sixtina.
Alguien, en suma, que cambiara lo que tiene que cambiar en una Iglesia con el pasado y presente del catolicismo.
La Iglesia de Roma necesitaba un hombre puro que purificara. Y lo que ha encontrado es un hombre oscuro que continuara administrando sus sombras y silencios .Nadie necesitaba más a Cristo que el Vaticano. Y este señor – Jorge Mario Bergolio- es, en todo caso, un amable usurpador del espíritu santo. La Iglesia apuesta por la continuidad. Pero en una entidad enferma la continuidad mortal.
Lo que se prevé, sin necesidad de ser profeta, es una creciente separación entre la feligresía harta de lo mismo- y no es poca cosa esa masa de buena fe que espera un cambio depurador- y las autoridades eclesiásticas empeñadas es una inercia basada en el prestigio de los dos mil años.
El objetivo de Bergolio será cambiar lo insignificante y conservar la montaña de fanatismo que ha alejado a tantos de esa institución. No será suficiente. La Iglesia de Roma, que hasta en Ratzinger hallo a un reformador peligroso, ha dado un paso hacia su destrucción.
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